Tráfico - Estudio de la Conducción - Por Tom Vanderbilt

Me topé este estudio sobre el tráfico hecho por un grigo, uno como ingeniero civil observa también algunitas cosas. Las autopistas tienen conceptos aplicables al flujo de un fluido dentro de una tubería (simple: en teoría se corre más recio por los carriles centrales cuando hay "fricciones" con las intersecciones laterales, después de un cuello de botella la aceleración se incrementa como la velocidad después de reducir el área hidráulica... etc... etc... ). Está un poquitín largo, pero interesante.
"...El libro "Tráfico", del estadounidense Tom Vanderbilt, revela los secretos de la conducción:

Los diez mitos y verdades que todo automovilista debe conocer


- El enigma del punto ciego

El autor del libro "Tráfico", Tom Vanderbilt, admite que hasta ahora existen problemas sin solución a la hora de manejar. Uno de ellos es el llamado punto ciego: el espejo retrovisor no alcanza a reflejar toda la imagen exterior, jugándole malas pasadas a los conductores. Contra eso, por el momento no hay nada que hacer. La única táctica que utilizan habitualmente los automovilistas es mirar lo más rápido posible para atrás, con el fin de asegurarse que, en efecto, no viene ningún auto. Sin embargo, ahí está el peligro: un ingeniero de tránsito explica en el libro que una de las grandes causas de accidentes es precisamente mirar para atrás y quedarse enterrado en un auto que frenó en forma sorpresiva...

- Cuidado con los CD

Tal vez a usted nunca le han cursado un parte por cambiar un CD mientras maneja. Vanderbilt dice que quizás debería. Mientras las probabilidades de tener un accidente hablando por celular se multiplican por 1.3, el mero cambio de un compact disc multiplica la posibilidad de un choque por 2.3. Si se trata de maquillarse, las chances se disparan a 3.1, mientras que mirar un cartel o alguien atractivo caminando por la vereda sube el promedio a 3.7. ¿Qué es lo más peligroso? Un insecto metido en su cabina multiplica la probabilidad de un accidente por 6.4.

- Saltarse la fila es mejor

Uno de los grandes dilemas éticos, que a la hora de manejar se presenta, surge cuando dos pistas se estrechan y se convierten en una sola. Cuando esto pasa, los conductores se dividen en dos grupos: los que se pasan a la única pista que quedará disponible y los que siguen su camino hasta el final para tratar de colarse, esperando que algún buen samaritano le ceda el paso (siempre lo hay). Según Vanderbilt, por mucho que estos conductores enfurezcan al resto, son un mal necesario, pues aceleran el tráfico en un 15%. La razón es simple: si todos se metieran a la pista correcta, se dejaría de usar una pista. Al seguir usando la pista que se va a cortar, se avanza más rápido hasta el lugar del cuello de botella. Luego, todo queda reducido a la generosidad de los conductores.

- Mujeres versus hombres: ¿Quién maneja peor?

Es la eterna disputa que en el libro de Vanderbilt es zanjada en términos más o menos salomónicos. Los datos duros son los siguientes: los hombres estadounidenses tienen casi el doble de posibilidades de morir en un choque que una mujer de la misma nacionalidad. Pero las mujeres tienen más probabilidades de protagonizar un choque sin consecuencias fatales. ¿Qué hace la diferencia? Los hombres piensan que son mejores al volante, por lo tanto, manejan con más agresividad. Las mujeres, al mismo tiempo, usan más el cinturón de seguridad que ellos. También está el factor alcohol: los hombres manejan más frecuentemente bajo los efectos del trago que las mujeres. Y, ojo, que la tasa de accidentes sube en los hombres divorciados. Las razones son dos: más consumo de alcohol y un estado de distracción más profundo.

- El efecto "polola"

El exceso de testosterona es peligroso para los hombres que manejan (en Estados Unidos, las primas de seguros más caras son cobradas a los hombres entre 16 y 25 años), pero existe un remedio: la polola. Vanderbilt cita un estudio en que se observó el comportamiento a la salida del estacionamiento en diez colegios norteamericanos. Cuando un hombre manejaba y el copiloto era otro hombre, se conducía más rápido a una distancia más cercana a la parte trasera de los autos adelante. Pero si la copiloto era mujer, la velocidad disminuía y también aumentaba la distancia con el resto de los automóviles. Vanderbilt asegura que ese "efecto polola" se traslada a hombres mayores. Los hombres tienen un impulso protector alrededor de las mujeres. Dice que también ellas pueden actuar como la "voz de la razón".

- El campo es más peligroso que la ciudad (Shegarito comenta: Un lugar en el que odio manejar es Cuauhtémoc... por cierto, si no es menón es algún mamón que trae una lata por escape y lucesitas debajo del carro)

Uno asocia la ciudad con un constante caos vial, donde sobrevive el más fuerte y el que tiene más viveza para conducir. Pero si hay algo claro para Vanderbilt es que las congestiones de tránsito salvan vidas. La lógica es simple: a más congestión, menor velocidad. Y a menor velocidad, menores son las chances de morir. Ahora, si usted maneja por un camino rural, piénselo dos veces antes de dejarse llevar por el aire limpio y los pajaritos: las probabilidades de morir en un accidente se multiplican por 2.5 en el campo. Las razones son muchas: caminos mal iluminados, mal señalizados, en mal estado, con animales que se cruzan. Además, son más los hombres que manejan en zonas rurales.

- Peligro: médicos al volante

Uno podría pensar que un médico, alguien educado y afluente, además de consciente de su propia mortalidad, no debería de tener problemas en los caminos. Pero un estudio de Quality Planning Corporation, una firma de investigación para compañías de seguro (después de seguir a un millón de conductores por 8 meses), concluyó que son los médicos el grupo que más posibilidades tiene de morir en un accidente (después de los estudiantes). ¿Cuál es el motivo? Ellos conducen más que el ciudadano promedio y, muchas veces, con más urgencia. De ahí a que trabajos con menos riesgo de accidentes sean los de piloto de avión o bombero (unos vuelan y otros están la mayor parte del tiempo en su estación de servicio). Por otro lado, se encontró que los corredores de propiedades también tienen un alto nivel de riesgo, debido a sus constantes traslados, además de los arquitectos (la agencia especula que es porque miran edificios mientras manejan). (Shegarito comenta: siempre he dicho que la mayoría de los arquis siempre andan en la pendeja)

- Vivan las rotondas

Son ampliamente odiadas, pero Vanderbilt dice que una rotonda bien diseñada puede reducir los retrasos hasta un 65% más que un cruce con semáforos. Es verdad que un conductor con el semáforo en verde puede pasar volando por una intersección señalizada. Pero aproximadamente la mitad del tiempo el semáforo no está en verde, y si lo está, puede haber una larga fila de vehículos que están arrancando, porque antes se encontraba en rojo. Vanderbilt dice que es cierto que los conductores tienen que reducir la velocidad cuando se acercan a una rotonda, pero en condiciones de tráfico normales, rara vez tienen que parar.

- La solución a los tacos no es construir más caminos

Vanderbilt dice que no es rentable construir más pistas para caminos que están expeditos el 90% del día. Que la solución a los tacos, más bien, pasa por disminuir los accidentes de tránsito: la capacidad de una autopista baja en un 12.7% cuando ocurre un choque, una panne o un atropello. Lo curioso es que el flujo del tránsito disminuye también al otro lado de la autopista. Y eso se explica por la curiosidad de los automovilistas que quieren ver qué está pasando en el sitio del infortunio. Vanderbilt cita a un economista, Thomas Schelling, diciendo que, por cada auto que disminuye su velocidad a causa de un conductor curioso, hay un retraso de 10 segundos que explica el taco de 10 minutos que existe para los que vienen atrás.

- Tocar la bocina es bueno (Shegarito comenta: Si no es un sicario y se siente con la llamada de atención)

Increpar a otro automovilista tocando la bocina es, muchas veces, visto como un signo de mala educación. Pero Tom Vanderbilt dice que hacerle ver a un colega conductor que ha cometido un error puede evitar que vuelva a cometer la misma equivocación en el futuro. Se puede estar de acuerdo o no en las maneras de hacerlo, pero buena parte de las veces los conductores cometen errores sin darse cuenta. Un bocinazo los puede poner alerta para que no vuelva a pasar. La sociedad entera se beneficia.

"Manejar será cada vez más hostil" Tom Vanderbilt...
"


Referencia: Individuación

Comentarios

Entradas populares de este blog

La incomprendible y tenebrosa historia del Respeto

Dudas Históricas - Ilustres No Masones

Desfile de Fachas CBTa No. 124 - Cd. Madera, Chihuahua